Imagina un mundo donde aprender no significa memorizar para un examen, sino crear algo real, tangible, que puedas mostrar con orgullo en tu porfolio en el futuro como presentación en el mundo laboral. Eso es exactamente lo que hacemos con el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). ¿El reto? Crear un producto multimedia espectacular mientras aprendemos a trabajar como verdaderos profesionales. ¿La experiencia? Un viaje lleno de reuniones intensas, herramientas salvadoras y algún que otro ataque de pánico creativo.
Pero eso ya te lo hemos contado en entradas anteriores de nuestro blog, hoy te llevamos tras bastidores para mostrar cómo organizamos este proyecto, qué herramientas usamos para no perder la cabeza y cómo gestionamos tiempo, tareas y expectativas. Bienvenido a nuestro mundo de caos organizado, aprendizajes y, por supuesto, diversión.
El equipo
Todo empieza con la formación del grupo. En nuestro caso somos un grupo de cuatro personas en el itinerario de Gestión de Contenidos. La clave está en que cada uno aporta lo mejor de sí mismo: desde quien se pelea con el servidor para asegurar que las bases sobre las que trabajamos son sólidas, hasta quien da vida al diseño y convierte una página en blanco en una interfaz atractiva, eficaz y con la mejor experiencia de usuario. Y aunque todos tenemos un rol definido, también sabemos cuándo toca arremangarnos y colaborar, aportando más allá de nuestras áreas, para superar retos y llevar el proyecto al siguiente nivel. En eso consiste un equipo. Pincha aquí para saber más sobre los componentes de nuestro equipo.
Las herramientas
Trabajar en un proyecto como este requiere una estrategia clara y, por supuesto, las herramientas adecuadas. Aquí las protagonistas:
- UACloud y Moodle: Los básicos del ecosistema académico. Nos sirven para recibir notificaciones importantes, acceder a documentos de entregas, recursos y, sobre todo, estar al tanto de fechas y evaluaciones.
- GitHub: el indiscutible rey del control de versiones. Aquí guardamos todo nuestro código, gestionamos algunos entregables y aseguramos que cada cambio quede registrado, evitando esos momentos de caos en los que nadie sabe qué pasó con el último avance.
- Asana: nuestra herramienta para la gestión de tareas. Con ella organizamos todo: definimos las tareas por hacer en la siguiente iteración, las asignamos y vamos pasándolas de “Pendientes” a “En curso” a finalmente “Terminado”. También es de gran ayuda el “Backlog”, un pozo sin fondo de tareas que algún momento tenemos que gestionar pero con las que en el momento no podemos lidiar.
- Clockify: porque el tiempo es oro. Con esta herramienta registramos las horas que dedicamos a cada tarea, lo que nos ayuda a planificar mejor y a ser conscientes de cuánto esfuerzo estamos invirtiendo.
- Notion: el archivo común. Aquí guardamos todos los apuntes que tomamos en clase, documentación detallada sobre cómo hemos hecho algo o los documentos que debemos entregar. De esta forma, todos tenemos acceso a todo.
- Chats grupales: el lugar donde resolver dudas, dar feedback a nuestros compañeros y proponer cambios de última hora.

El calendario ABP y metas
El ABP se divide en cuatro grandes hitos:
- Hito 0: debemos dejar el concepto de nuestra plataforma y su funcionalidad principal definida.
- Hito 1: un producto mínimo viable, o lo que es lo mismo, la primera versión funcional de nuestra idea, lo justo para demostrar que todo va tomando forma (aunque aún falte mucho por pulir).
- Hito 2: implementamos todo el feedback recibido tras el Hito 1, implementamos las funcionalidades que falten y afinamos el diseño.
- Hito 3 y entrega final: El momento de brillar, con un producto completo y listo para ser presentado en la DevCon.
Dentro de estos hitos trabajamos en iteraciones de 2-3 semanas. Gracias a estas iteraciones, avanzamos de manera constante, recibimos feedback continuo y ajustamos nuestro enfoque siempre que es necesario para mantener el rumbo hacia nuestros objetivos.
El calendario es intenso, pero también lo usamos como motivación. Cada hito entregado es un paso más cerca de DevCon y de la gran presentación final del ABP en mayo.
Las reuniones
Al menos una vez por semana nos reunimos para repasar avances, identificar obstáculos y redefinir objetivos y prioridades. Cada componente debe llevar preparado de antemano qué va a exponer al grupo y si necesita poner algo en común con lo que esté atascado. De esta forma las reuniones son lo más dinámicas, eficaces y rápidas posible. Así es como suelen desarrollarse:
- Puesta al día: cada uno expone qué ah hecho y qué obstáculos ha encontrado.
- Resolución de problemas: entre todos tratamos de superar ese bache que nos retiene y encontrar la mejor solución para seguir avanzando.
- Planificación: repartimos tareas y fijamos plazos.
Si se trata de una reunión previa al fin de alguna de las iteraciones, repasamos todos los entregables para asegurarnos de que todo está en orden.
Lecciones que hemos aprendido (y seguimos aprendiendo)
Organizar un proyecto ABP es una experiencia que va más allá de lo académico. Nos obliga a enfrentarnos a desafíos reales: trabajar en equipo, gestionar conflictos, mantener la motivación y cumplir con expectativas altas. Aunque hay días en los que la pantalla parece un enemigo más que un aliado, hemos aprendido a valorar cada pequeño avance. Y, sobre todo, hemos aprendido que, aunque el camino sea difícil, el resultado siempre vale la pena.
Crear un proyecto en ABP es mucho más que un reto académico. Es una experiencia de la que nos llevamos habilidades que nos preparan para el mundo profesional, recuerdos que nos sacarán una sonrisa en el futuro y un proyecto del que estamos genuinamente orgullosos. ¡No te pierdas nuestro avances en EngineXplore!
¿Y tú? ¿Alguna vez has trabajado en un proyecto como este? ¡Cuéntanos en los comentarios! Queremos saber qué aprendiste, qué herramientas usaste y cómo lidiaste con los momentos de “esto no va a salir”. ¡Nos leemos!